miércoles, 4 de diciembre de 2013

Elección

Buenas tardes.
Hace un mundo que no me pasaba por este blog, creado para hablar de lo que equivocados que estamos a la hora de pensar en algo y que luego resulta ser lo contrario. Supuestamente, cada cuatro años elegimos a una serie de personas para que nos rijan, gobiernes y guíen a lo largo de un período que se supone tiene que terminar con estabilidad y satisfacción. A ésto se le llama democracia, palabra que viene del griego "demos", que significa pueblo y "cratos", que significa poder. Es decir, el poder del pueblo. O sea, el pueblo elige a quien le tiene que gobernar. El poder ejecutivo. Más o menos todo el mundo sabe de lo que hablo a menos que haya sufrido alguna de las sucesivas reformas educativas que ha tenido nuestra democracia donde priman más el número de trucos que te sabes en la consola, el número de amigos que tienes en Facebook o Twitter o si eres virgen a los 14. Pero estamos equivocados. ¿Porqué? Pues porque al señor que eligen nuestros representantes para presidir el gobierno, sólo lo han votado en la capital con lo que el onubense, coruñés o valenciano, puede decir que ese señor no lo ha elegido él. Aparte de que, cada vez que se cambia el gobierno, lo normal es acabar con los directores y secretarios generales de todos los organismos, lo hayan hecho bien o no, sólo porque los puso el gobierno anterior. Que equivocados estamos. Es posible que el señor que se ha elegido desde Madrid tenga buenas intenciones. No lo dudo. También es posible que el que estaba antes también las tuviera. Pero al ciudadano nos importa poco si el europeo está contento con lo que se hace aquí. Al ciudadano, lo que le interesa es estar contento él y su familia. Al menos con la que se lleve bien. Nada más. Todo el mundo quiere trabajo, todo el mundo quiere buen sueldo, todo el mundo no quiere tener atascos, ...... Y para eso se vota cada cuatro años. Para que el partido a quien votamos, nos de esas alegrías. La esperanza es lo último que se pierde.