miércoles, 6 de agosto de 2014

Cazadores y cazados.

A pesar de que hay gente que califica este país como mierda o puto, yo doy las gracias a mis padres (como ateo que soy, pero respetuoso con los creyentes en los dioses, son ellos los que hicieron que yo naciera) por haber nacido aquí. Aquí, a diferencia de Cuba o Venezuela (y no digamos Corea del Norte), hay libertad de expresión. Gracias a ella, yo puedo tener este blog. Y, también gracias a ella, mucha gente escribe, comparte o comenta todo tipo de noticias. Últimamente, lo habitual es hablar del problema del Próximo Oriente. Que no es que vaya a venir uno nuevo (aunque al paso que va se le va a tener que hacer de nuevo) sino al Oriente más cercano (el nombre ideal si a China se la llama el Lejano Oriente). Ahora todo el mundo es antisemita, anti sionista o anti judío. Y por ello, cuando alguien responde a esos comentarios sin insultar a los israelíes o sin darle una palma dirá en la espalda al escritor, te conviertes en un fascista nazi de forma inmediata. Claro que todo está basado en desconocimiento histórico. Pero esos "grandes pensadores" que pululan por las redes sociales se creen que tienen la verdad absoluta pero sólo aceptan un tipo de respuesta. Todo lo demás, aunque sea una forma de darle la razón, no es entendido. Ni por el comentarista ni por su legión de admiradores. Pasa lo mismo con el gobierno. Vale que en los tiempos de Zejitas yo no tenía Twitter pero si Facebook. Pero debía ser que la gente estaba muy ocupada haciendo otras cosas en vez de estar criticando los desahucios, las cifras del paro y o la corrupción. Pero ahora si lo tienen y critican. La cosa es que cuando les dices que el paro subía, la economía bajaba y las empresas se hundían o, simplemente que hablen también de los escándalos de corrupción de la izquierda, sólo saben decir que nadie del gusta.
La libertad de expresión es un gran invento. Pero hay que saber expresarse.