jueves, 8 de febrero de 2018

Que no.

UPartamos de la base de que yo no soy de izquierdas. Partamos de la base de que, sólo por eso, para muchos, mi postura me convierte de forma automática en fascista, franquista y de ultraderecha. Partamos de la base de que respeto las ideas de todo el mundo por que es algo que aprendí en el colegio. Partamos de la base, equivocada, de que hay mucha gente que cataloga sin conocer. Y por partir al final, partamos de la base de que yo lo he hecho pero me he acostumbrado a creer que algo puede ser en vez de asegurarlo. Y aquí partiría de nuevo pero como en el punto anterior dije que iba a ser el último, no partiré sino, simplemente, que diré que eso debería hacer que todo el mundo tuviera una opinión. Y la tiene aunque a veces sea la de otro.
El otro día vi un vídeo de un extracto de un programa francés donde, según me pareció a mí, una señora hablaba de un libro que había escrito con su marido acerca de los derechos de los trabajadores. Y entonces pensé en porqué los partidos de izquierda, supuestamente al lado de la masa social y trabajadora, no tienen esas ideas y si las tienen, porqué no las aplican. El motor de la economía es el dinero. Eso no lo duda nadie. Y dinero siempre hay. Pero quien lo tiene que tener es, no quien lo puede gastar no, sino quien lo debe gastar. Quien debe ir a la compra, echar gasolina al coche, pagar la luz, el gas, el agua, el alquiler o la hipoteca y el colegio de los niños. Pero si esa gente no ve defendidos sus derechos por quien se los tiene que defender, poco van a mejorar. Aunque lo más gracioso de todo es cuando han gobernado ellos. Todos pensábamos, hasta los que no les votamos, que trabajarían a favor del trabajador. Pero fue que no. Alguien se equivocó. Y no fueron los que votaron.