lunes, 1 de diciembre de 2014

Deporte

Este domingo pasado, a través de las redes sociales, quedaron aficionados del Atlético de Madrid y del Deportivo de la Coruña (aficionados que no aficiones) antes del partido que ambos equipos iban a jugar en el Vicente Calderón. Dado que el partido era a las doce de la mañana, se podía pensar que, igual que las directivas hacen comidas de confraternizacion, igual ellos iban a desayunar juntos. Y era así. Quedaron cada uno por su lado para coger fuerzas y liarse luego a golpes amparados en unos colores que mancillan con actos con los acaecidos. Por mucho que digan, eso no es deporte. Es política pura y dura. Extrema derecha contra extrema izquierda. Pensamientos anclados en el pasado, en el desconocimiento, trasnochados y poco evolucionados. Otra equivocación suya. En fútbol, los extremos son rápidos. Ellos no. Siempre he dicho que sólo me han gustado cuatro extremos (dos de cada lado). A saber: Rafa Guijosa y Armando Ufarte como diestros y Paco Gento y Juanín García de zurdos. Ya de que en balonmano atacan a mano cambiada. Así que, a fin de cuentas, lo del domingo, ni es deporte ni política. Es falta de ideas en una cabeza muy vacía. 
Y por seguir hablando de cosas equivocadas, las declaraciones de Miguel Ángel Gil. Él es el dueño del club. Es a él a quien compete echar a los violentos del campo. Sean colegas o no. FUERA LA VIOLENCIA DEL DEPORTE (salvo de los deportes de lucha, claro).