martes, 22 de marzo de 2016

El porqué de las cosas.

Creo que ya lo dije en otra ocasión. Tras el escrutinio de unas elecciones, en las ruedas de prensa que hay, todo el mundo se proclama vencedor. En realidad, sólo hay uno que puede decir que ha ganado y es el que ha sacado más votos que nadie. Pero los demás no se quedan cortos. Están los que dicen que han ganado porque han sacado más de lo que esperaban o porque los otros han sacado menos. En las pasadas del 20-D, les guste o no la gente (a mí, por ejemplo, no me gusta), sólo hay una persona que puede decir que ha ganado. Y es el líder de Podemos. No diré el Secretario General o el Presidente del partido, no. El líder. ¿Y porqué? porque de los nuevos es el que más ha sacado. Ha convencido a mucha gente con su discurso populista (en otro momento ya hablaré más detenidamente de este tema), diciendo lo que la gente quiere oír. El Partido Popular dijo que había ganado porque sacó más votos que nadie pero perdió escaños y, con ello, la mayoría absoluta. El PSOE dijo que había ganado porque, a pesar de sacar el peor resultado de un candidato socialista, el PP no había sacado mayoría absoluta. Luego, el ya mencionado. En cuarto lugar, creo que el único que dijo que no había ganado a pesar de tener el discurso más tranquilo. Pero no estoy aquí para hablar del resultado ya que este blog no es para estas cosas. Aunque la base de todo si es el resultado. Es un resultado que me gusta ya que, al no tener nadie una mayoría absoluta, llega la hora de sentarse a negociar y a demostrar de qué están hechos nuestros políticos. Todo el mundo habla de diálogo. Pero, ¿quién lo empieza? ¿Nadie quiere ser el primero por si alguien piensa que está desesperado? ¿Es porque alguno piensa que son los demás quienes tienen que buscarle ya que es un eslabón importante?
Meeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeecccccccccccccccccccccc ........ Error, señores. Error y de los gordos. Han examinado al paciente de cualquier manera y así se ha hecho el diagnóstico. Eso sí, hay quien lo ha hecho correcto pero parece que nadie le da importancia. Se equivocó el primer ganador porque las cosas no llegan sino que hay que salir a buscarlas. Y nadie viene a visitarnos si no le invitamos primero. Luego está el segundo ganador que se ha elegido a sí mismo como primero. Es la primera vez que lo escribo pero ya lo he comentado a más gente en charlas informales. Cuando se realiza el cónclave para elegir Papa, hay gente que entra sintiéndose Papa pero sale hecho un Cardenal. No se hasta que punto se puede decir que esté desesperado para no salir por la puerta con la cabeza gacha por no poder ser Presidente. Sólo le ha faltado reunirse con las madres de la Plaza de Mayo, las Damas de Blanco (tan de actualidad ahora) y la Junta Directiva de mi Asociación Cultural. En la segunda sesión del debate de investidura, este buen hombre le decía al tercero en cuestión que, o le votaba a él o lo hacía con el primero. Y, la verdad, es que este tercero ha decidido hacer lo mismo que el primero. Esperar sentado a que alguien vaya a verlo. Aunque, eso sí, él dio su dirección. El cuarto en discordia, ni esperó sentado ni dio su dirección y empezó a llamar a puertas como loco. Se dedicó a invitar a la gente a sentarse a hablar que es para lo que sirve el diálogo. hablar. Pero hay se cometió otro error. No se si más grande pero también gordo. Antes de sentarse a hablar, hay que ver, no sólo las cosas discordantes entre los que se van a sentar sino también las que, sin ser iguales, son parecidas. Es más, es por eso por lo que hay que empezar. Pero no. No me siento con Pepito porque le gustan los caramelos de fresa y a mí sólo los de menta. ¿Os gustan los caramelos? ¿Sí? Pues aquí hay un frasco lleno de donde pueden comprobar que hay sabores que les gustan a los dos. Todas las cosas tienen un porqué. ¿Porqué? Porque de algo hay que hablar.