lunes, 13 de abril de 2015

Definición.

Usando el verbo popular pero con la forma de redactar de un diccionario, si me pidieran definir campaña electoral, diría algo así como "dícese del periodo de tiempo, previamente establecido por ley, en el que dos o más individuos intentan convencer a un grupo de personas para que les elijan en unas elecciones". Una campaña es una campaña. Pero aunque la idea es siempre la misma, el mensaje (o la forma de transmitirlo) debe variar en función de la gente que debe recibir ese mensaje. Es decir, en función del electorado. Por eso no es lo mismo una campaña para ser elegido presidente de la academia de cine, de la asociación de vecinos, alcalde, presidente de comunidad autónoma o del país. Según el electorado es más reducido, el mensaje se debe hacer más cercano. Por ejemplo, un candidato del PP a la alcaldía de un pueblo de 300 habitantes no puede decir lo mismo que el candidato a presidir la comunidad autónoma donde está ese pueblo. Lo mismo para uno del PSOE, IU o Podemos. Pero parece que esa es la idea que tienen. Unos hablarán de lo buenos que han sido y de lo malos que serán los otros. Los otros, de lo mal que lo han hecho los unos y de lo bien que lo harán ellos. Y luego están los que dirán que tanto los unos como los otros son casta. Se equivocan todos yendo por ese camino. A fin de cuentas, a mi, lo que me importa es que pueda disponer de los servicios que me ofrece mi ayuntamiento y mi comunidad. Saber dode van los impuestos que les pago, como y cuando se gastan. En una ciudad grande, se deben conocer los problemas de cada barrio y ver como se pueden resolver. El alcalde tiene que velar por sus vecinos y no por su sillón. Si ellos están contentos, le votarán. Claro que ésto es más sencillo en pueblos pequeños o medianos que en grandes ciudades. Pero una cosa han de tener clara. No me vale que mis candidatos/as a alcalde/esa o a presidente/a de mi comunidad centren sus campañas en hablar de lo bien o mal que lo ha hecho el gobierno de la nación. Eso demostrará falta de proyecto y, lo que es peor y más preocupante, falta de ideas. Y si los que nos tienen que guiar no tienen ideas, que Dios nos pille confesados. Seamos ateos o creyentes. 
No se equivoquen señoras, señoritas y señores candidatas/os. No lo hagan. Por favor. 

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