viernes, 12 de junio de 2015

Ponerse en el lugar del otro.

Oigo y leo la noticia acerca de las recomendaciones del FMI para España. No entiendo esa obsesión de subir impuestos y abaratar despidos. Esta afirmación le podrá sorprender a todos mis contactos del Facebook que son de izquierdas cerrados. Son como cuando Gila hablaba de su pueblo. Igual pero cambiando la boina por una gorra con una estrella roja de cinco puntas. Y luego, para arreglarlo, llega el Banco de España y, en vez de refutar o hacer matizaciones, lo apoya. Creo que no ven los informes (porque alguien hará informes sobre ésto ya que se hacen sobre cualquier cosa) acerca, por ejemplo, de la defraudación a Hacienda sobre el IVA. No ya de las grandes empresas, que lo hacen, aunque no siempre para que no se note, sino de las pymes y el ciudadano de a pie. Cuantas obras se hacen sin factura o quitando el membrete para no pagar el IVA. Decían las plataformas de izquierda (ahora pero no antes o no con tanto bombo) que no era normal que comprar una revista porno tenía una IVA del 4% mientras que el cine y el teatro estaban gravados con un 21. Si todo es cultura, todo debería estar igual. Si una entrada para el cine, el teatro o un concierto tuvieran sólo un 4%, las entradas serían más baratas, si. Pero eso haria que la gente fuera más y dudo mucho que los empresarios, pequeños y grandes, perdieran dinero. Eso si sería recuperación económica donde nadie pierde y todos ganan. Recuerdo cuando se puso el IVA. Sólo era el 8% para todo y, aunque había gente que contrataban servicios en negro, el hecho de tener más recursos que ahora hacia que el consumidor medio se quejara, sino no sería consumidor, pero pagaba. Se equivocan los que creen en el IVA por tramos. O se debería volver al mítico 8% que tantos chistes generó o dejar dos tramos. A saber, el bajo y el que ahora es el medio, que no debería pasar del 10%. 
La otra gran pregunta es lo que se gana abaratando el despido de la gente indefinida. Eso puede permitir que un empresario despida a alguien que está fijo y, con lo que se ahorra contrata a alguien por obra y servicio. Si lo contrata, claro. Eso nos lleva a la precariedad laboral. Más de la que hay ahora donde el gobierno se jacta de que aumentan las contrataciones indefinidas. Así que lo normal es que alguien con dos dedos de frente no las aplicará. Otra medida que no estaría mal aplicar es la dación en pago. Quien no pueda pagar su hipoteca, cederá la casa al banco por el montante de la deuda y se quedará pagando un alquiler. 

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