jueves, 6 de abril de 2017

Dejar la puerta abierta.

Valga como entrada que todo ésto sale de mi cabeza en función de lo que he leído y oído. El hombre es un ser solitario pero se ha dado cuenta que hay cosas que no puede hacer sin apoyo. "Solo no puedes; con amigos, si". Quien tenga ciertos años recordará esta frase al final de una escena donde un niño jugaba al fútbol haciendo todos los papeles salvo el de árbitro. Jugadores y portero de ambos equipos. Luego llegaban otros chicos y montaban un partido. Por eso, para llegar a cosas hay que buscar apoyos o esperar que éstos vengan a uno. Pero hay una cosa que debe quedar clara antes de nada. Hay que saber qué debe hacerse, cómo y cuándo. Sino, como pasaba en el Madrid de los galácticos. No eran un equipo si no once jugadores. Alguien tiene que juntarlos y reunirlos. Sino, no van a ninguna parte aunque al principio vayan juntos. Se equivocan si creen que terminarán llegando a los objetivos. Algo así es lo que veo en Podemos (evitaré llamarles Engañemos como en otras ocasiones). No es un partido sino un grupo de gente de muchas ideas que han querido hacer algo. Puede que la idea fuera buena. Se supone que la base era el decálogo del 15-M pero que, poco a poco, se fue desvirtuando hasta que, creo, no queda nada. Y eso es algo que, también poco a poco, ha hecho que haya gente que decidió participar en el proyecto, se sienta desilusionado e, incluso, se ha bajado del tren en marcha porque no le gustaba la vía que se estaba cogiendo. Basándose en el diálogo

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