lunes, 8 de mayo de 2017

Libertad democrática. ¿Democracia?¿Libre?

Cada uno tiene su idea de la realidad. De lo que pasa o debería pasar, de lo que se hace o se debería hacer, de lo que se dice o se debería decir. O de lo que no. Pero siempre, dado que así se debería haber enseñado a y aprendido de, respetando a que piense que pasa o debería pasar otra cosa, que se hace o debería hacerse otra cosa, que se dice o se debería decir otra cosa. O no.
También diré que, desde que supe que era la libertad y la democracia, siempre creí en ellas. Respetando a los demás, claro. Sobre todo con la libertad. Se decía que la libertad de uno termina cuando se coarta la de otro. Una forma muy fina de definir una dictadura. Desde hace un tiempo me he dado cuenta de una cosa. La gente de izquierda presume de defender y proclamar el apoyo a la libertad de expresión y a la democracia y piensa que piensa que todos los que son son de izquierda son de extrema derecha, fascistas, monárquicos, ultra religiosos y amantes del autoritarismo. Meten en el mismo saco a todo el mundo. Pero también me he dado cuenta de otra cosa y es que no soportan que alguien les lleve la contraria. Como se apoye esa contraria con argumentos, se van por los cerros de Úbeda. Se ve que no están acostumbrados a otra libertad de expresión que la suya. Por eso no les gusta que la gente les conteste porque sólo pueden contestarse entre ellos. En mi pueblo eso es ir contra de la libertad de expresión lo que lleva a una dictadura. Claro que, para ellos, una dictadura de izquierda no es tal. Sacando un poco de historia de la que recuerdo de mis tiempos de estudiante, les recuerdo (o les he recordado o les recordaré) que Adolf Hitler llegó al poder ganando unas elecciones y era de izquierdas. También que, no sé si el más largo o más estable, el segundo Gobierno de la II República lo llevó la CEDA que eran las iniciales de Confederación Española de Derechas Autónomas. Y que, según tengo entendido, el término facha o fascista que suelen usar al referirse a mí, tiene origen italiano del siglo pasado. Pero vamos, tras ello y que Paco Vázquez (creo que se llama así), el socialista que ganaba el Ayuntamiento de La Coruña a Lendoiro, era tan católico que cuando tuvo un problema con Zapatero, le mandaron de embajador al Vaticano. Que algún que otro dirigente importante del PP es gay (parte de la cúpula fue a su boda) y que, aunque eso no lo sé seguro, miembros de la derecha, ya sea del partido, de antes o de más allá, pueden tener respeto al Rey como jefe del estado pero preferían un Presidente.
En un principio no iba a escribir mucho más pero ayer tuve una conversación (a veces irrisoria, a veces estrambótica) con alguien cuyo único argumento era "viva Carmena". Y todo surgió porque puse una foto de una paloma muerta que llevaba tres semanas tirada en el suelo. Iba dirigida a toda la gente que defiende la gestión, no del partido o lo que sea que lleva el Ayuntamiento, sino de la jefa. Y en vez de decir si estaba bien o mal, automáticamente saltaron a mi cuello hablando de las actuaciones malas o peores de los antiguos rectores. Es más, tienen la costumbre de llamar "electa" a Ana Botella. Igual lo de las comillas es porque sólo fue elegida por sustitución, cosa que sólo está mal en el PP. Siempre hacen referencia a que publican lo que quieren. Y eso es lo suyo. Pero una cosa es escribir y otra, muy distinta, compartir. Tengo la mala costumbre de leer los artículos y, si me apetece, contesto sobre ello. Lo malo es que hay gente que comparte porque alguien ha compartido. Yo, por ejemplo, comparto las fotos de las creaciones que hace mi hermana en su panadería así como todos los actos que organiza. Pero sino, lo único que comparto son los juegos de agilidad mental.
Nadie tiene derecho a impedir a nadie a que exprese si opinión. Pero lo mínimo que pido es que, si alguien me contesta, sea coherente con lo que se habla y no se vaya ni por las ramas ni por Jaén. Se que no pasará porque son así. Pero mientras yo les respeto, ellos no hacen lo mismo conmigo.
En este mundo, para alegría y regocijo de todos (al menos mío), debe haber de todo. Pero algunos se equivocan y buscan cualquier cosa para no reconocerlo.
Ay, señor.

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